¿Qué NO es el mindfulness?
En este artículo, ahondaremos en algunos conceptos erróneos, comúnmente utilizados para referirnos a esta disciplina.
En la era del bienestar y la autocomprensión, el término "mindfulness" se ha convertido en un elemento básico del vocabulario de actividades contemplativas para encontrar paz interior y calma.
Sin embargo, entre la gran cantidad de aplicaciones de meditación, es importante comprender lo que NO es mindfulness.
Veamos:
- No es dejar la mente en blanco:
El objetivo del mindfulness es hacerse consciente del pensamiento, pero no dejar de pensar. Esto significa estar plenamente presente en nuestras experiencias, sean estas agradables, neutras o desafiantes, sin perder nuestra capacidad analítica.
- No es suprimir las emociones:
Con la práctica del mindfulness gestionamos nuestras emociones, de forma saludable: nos volvemos conscientes de cómo surgen, aprendemos identificarlas y no quedarnos atrapadas por ellas, ya sean positivas, buenas, desgastantes o dañinas.
- No es escapar del dolor:
La idea transformadora es entender que el dolor es inherente a la vida humana. El mindfulness nos ayuda a no reaccionar impulsivamente y aceptarlo. Se trata de cultivar la capacidad de mantener la calma y la claridad mental incluso cuando las circunstancias son difíciles.
- No se trata de alcanzar momentos de calma:
Algunas personas piensan que el mindfulness es solo para momentos de calma o tranquilidad. Su verdadero desafío radica en practicarlo en medio del caos y el estrés cotidiano, es decir, llevarlo a la vida diaria para hacernos más conscientes de los procesos mentales.
- No es una píldora mágica:
Como cualquier habilidad y hábito, el desarrollo del mindfulness requiere práctica constante y paciencia. No hay soluciones instantáneas o mágicas; se trata de un viaje de autodescubrimiento que lleva tiempo y dedicación.
- No es exclusivo de una religión o filosofía:
Aunque el mindfulness tiene sus raíces en tradiciones budistas, no es exclusivo de ninguna religión o filosofía en particular. Se ha secularizado ampliamente y se enseña en una variedad de contextos, desde la psicología hasta la medicina.
Es una práctica universal que puede beneficiar a personas de todas las creencias y trasfondos culturales.
- No es una práctica egoísta:
Nos sirve para entender porqué hacemos lo que hacemos (metacognición) y para aumentar nuestra capacidad de empatizar con los demás seres humanos. Así, de una forma natural, desarrollamos un compromiso social progresivo.
- No es reflexividad enjuiciadora:
No es una voz interna que de manera continua evalúa nuestros actos, pensamientos y sentimientos, generalmente de forma crítica. Los momentos de mindfulness son conceptuales, no verbales, no se enjuicia la experiencia.
En conclusión, podemos decir que el mindfulness es mucho más que una técnica de relajación profunda o algo que está de moda, es una forma de vida que nos invita a estar plenamente presentes en cada momento, cultivar la autoconciencia y la compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Al comprender lo que NO es el mindfulness, podemos abrazar su verdadera esencia y aprovechar al máximo sus beneficios transformadores en nuestras vidas.
Si a cualquier niño de Sri Lanka se le preguntara: ¿Qué enseña la meditación? El niño recitará el verso 183 del Dhammapada, el libro básico del Theravada:
El abandono del mal,
El cultivo del bien,
La purificación de la mente,
esta es la enseñanza
de los budas.
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Nayla Funes, para toda la comunidad de meditadores.
¡Gracias por leernos!
¡Hasta pronto!
Mindful Science y equipo.
Fuente:
- ¿Qué sabemos del mindfulness? Javier Garcia Campayo y Marcelo Demarzo. Ed. Kairós
- Entre meditación y psicoterapia, Claudio Naranjo. Ed. La llave
Texto de Nayla Funes - Psiconeuroeducador
Corrección literaria: Nayla Funes y Nerina Crocce para Mindful Science.
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