Qué es la Mente de Mono y qué puedes hacer para salir del pensamiento ansioso
8 min de lectura - 31 Oct 2017
¿Te sucede a menudo que tu mente salta sin control de pensamiento en pensamiento? Eso exactamente es la mente de mono: tu mente te lleva vertiginosamente de un lado a otro como si fuera un mono que salta de rama en rama.
Tener multitud de pensamientos es normal. Es el trabajo de la mente. Todos estamos biológicamente predispuestos a pensar acerca de las experiencias pasadas, la realidad presente y las posibilidades futuras. La mente piensa sin cesar, llegando a generar hasta 90.000 pensamientos al día.
El pensamiento descontrolado, sin embargo, no es el estado natural de la mente. Podemos decir que es un extravío de nuestra tendencia natural al pensamiento.
¿Cuál es el problema?
Nuestra capacidad de controlar voluntariamente la atención se ha debilitado tanto que la mente toma el control de este proceso cognitivo. Así que cada vez que nuevos pensamientos surgen, arrastran con ellos a nuestra atención.
Y por si esto no fuera suficiente, la mayoría de esos pensamientos son negativos, llevándonos una y otra vez a los dramas del pasado o al futuro catastrófico, sentando además las bases de un cerebro ansioso y reactivo.
La buena noticia es que podemos salir de este caos interior, y en este artículo te vas a aprender una sencilla técnica que te permitirá mantener al mono saltarín calmado y enfocado.
Mente inquieta, mente saltarina
La capacidad que nuestra mente tiene de crear nuevos pensamientos es fabulosa, pero nuestra capacidad de mantenernos enfocados en cada uno de esos pensamientos suele ser escasa y limitada.
Y la causa se encuentra en esa forma de energía mental llamada atención.
Mientras que generar pensamientos no supone ningún esfuerzo, la habilidad de prestar atención a esas emanaciones mentales sí requiere de un esfuerzo consciente; sin nuestra participación intencional y voluntaria, la mente saltará desbocada de pensamiento en pensamiento arrastrando nuestra atención.
La forma en que esto funciona es más o menos así: cada vez que la mente crea un nuevo pensamiento, nos avisa: “¡Eh, mira esto, mira este pensamiento! ”. Y nuestra atención se dirige a ese pensamiento. Sucede automáticamente. Es un proceso inconsciente.
Pero antes de que podamos siquiera detenernos a contemplar profundamente ese contenido mental, la mente salta hacia otro lugar, y vuelve a decirnos: "¡Aquí, aquí, mira esto otro!" Y de nuevo arrastra a nuestra atención.
Y sigue haciendo esto frenéticamente, una y otra vez. En apenas unos minutos surgen, literalmente, cientos de pensamientos.
Si dejamos que la mente inconsciente se adueñe de nuestra atención, estamos perdidos. Nos sentiremos abrumados, sobrepasados y ansiosos.
¿Cuál es la solución?
Aprender a administrar conscientemente nuestra atención. Así, cuando la mente nos quiera llevar a todos esos pensamientos, nosotros podremos ser quienes decidan si queremos ir ahí o no.
Suena complicado, pero es mucho más sencillo de lo que piensas. De hecho, solo requiere unos pocos minutos de práctica al día.
La Técnica del Mono Ocupado
Como decía, la mejor forma de salir de este caótico bucle es el desarrollo de la atención, y la mejor forma de hacerlo es crear el hábito de práctica de mindfulness.
En este enlace puedes crear tu cuenta gratuita en Mindful Science y comenzar a practicar de forma totalmente guiada en nuestra comunidad, pero en este post también quiero compartir esta otra técnica contigo. La he llamado Técnica del Mono Ocupado.
Es una sencilla técnica que nos ayuda a reunificar la atención cuando el mono anda descontrolado.
Y funciona así.
Cuando te das cuenta de que tu mente está saltando como un mono, arrastrando tu atención con cada pensamiento, te detienes y le dices:
"Sí, ya sé que quieres que vaya a cada pensamiento que creas, pero yo también quiero enseñarte algo. Mira esto. Mira cómo respiro."
Entonces enfocas tu atención en tu respiración. Te enfocas con todo tu ser. Observas el aire que entra y el aire que sale. Por un instante, el «mono» se mantendrá calmado y ocupado.
Pero no por mucho tiempo. No creas que se quedará observando tu respiración como si nada. Pronto se pondrá a generar pensamientos y arrastrará tu atención.
Esto es completamente normal. Te vas a distraer y caer en la cuenta de que tu atención estaba en la respiración pero ya no sabes ni dónde está.
Cuando esto suceda, repites el proceso. Vuelves a decirle amablemente a este mono travieso: “mira la respiración”.
Seguramente saltará en apenas unas pocas respiraciones, desde luego que sí. Y tú repites el mismo proceso. Una y otra vez.
Mil veces el mono salta, mil y una veces tú lo traes de vuelta.
MUY IMPORTANTE: una de las cosas que más me cuentan mis estudiantes es que sienten que no lo están haciendo bien porque constantemente se distraen. ¡Nada de eso!
No hay forma de que lo hagas mal. Aunque estés regresando a tu respiración constantemente porque tu mente no deja de distraerte, esto te está ayudando a fortalecer tu atención, que es el verdadero objetivo del ejercicio.
Míralo de esta forma: cada vez que te das cuenta de que te perdiste en el caos de pensamientos y vuelves a la respiración, es como hacer una flexión de brazo. Cuantas más flexiones hagas, más fuertes tus brazos, ¿verdad? Y cuantas más veces reunifiques tu atención usando la respiración, más desarrollas el músculo de tu atención.
Simplemente redirige el flujo de la atención a la respiración, que sucede por sí misma y de forma natural. Regresar a la calma de la respiración logrará que el mono ansioso vaya encontrando la serenidad que necesita.
El mono crea atención dispersa y tú creas atención enfocada.
Esto que acabo de describirte es, de hecho, la base fundamental del mindfulness.
Resumiendo:
1. La mente, como si fuera un mono ansioso, salta de pensamiento en pensamiento, arrastrando nuestra atención.
2. Cuando nos damos cuenta de que andamos perdidos en las piruetas del mono, regresamos nuestra atención a la respiración.
3. El mono pronto saltará de nuevo, llevándose nuestra atención lejos y manteniéndonos distraídos en nuevos pensamientos.
4. Cuando nos damos cuenta de que la mente ha vuelto dispersarse, la traemos de vuelta al momento presente centrando la atención en la respiración.
Repite esto esto una y otra vez.
Cada vez que te das cuenta de que estabas perdido en el caos de pensamientos automáticos, es un momento de atención y de consciencia. Una pequeña victoria.
Acumula tantas pequeñas victorias como puedas, y verás cómo el mono de tu mente se va educando. Se volverá más calmado y considerado.
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